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miércoles, 9 de marzo de 2011

Somos la moral de la tecnología

Comunicaemocion hace una apuesta decidida por los nuevos medios y las posibilidades que estos ofrecen. Con un modelo de negocio adaptado a los nuevos tiempos. La tecnología no tiene características morales. No es ni buena ni mala. Depende del uso que los humanos hagan de ella. Sus posibilidades abren un campo investigativo que puede desembocar en el desarrollo de armamento o en el de vacunas contra las enfermedades.

El último ejemplo de cómo la tecnología puede facilitar la vida al ser humano lo protagoniza "Ablah", galardonada como mejor aplicación española de 2010. Permite comunicarse con personas autistas y ha sido desarrollada por Juan Carlos González. Creó la aplicación para comunicarse con su hijo de tres años. Observó deficiencias en los métodos tradicionales y se valió de sus conocimientos como informático para mejorarlas.

La vida de los autistas y de las personas de su entorno puede mejorar de forma considerable gracias a esta nueva aplicación. La relación de González con su hijo se ha visto favorecida, y el nuevo programa puede ayudar a muchos otros. "Si le preguntas qué quiere comer, él mismo va pasando las fotos de alimentos y señala. Puedes subir tus imágenes y crear tu propia galería, así te ahorras de llevar encima los pictogramas a todas partes", explica Juan Carlos.

El temor que algunas personas tienen a las nuevas tecnologías y los cambios que producen es infundado. Pues somos nosotros mismos quienes las convertimos en "buenas" o "malas" llegando en muchos casos a demonizarlas. El mundo empresarial debería ver los cambios como una posibilidad de avance y no como un elemento que convierte en obsoletos sus equipos y su modelo de negocio. Tal vez así, manteniendo los ojos abiertos, podrían utilizar los avances tecnológicos como una forma de aumentar sus ingresos y no como un camino directo a los expedientes de regulación de empleo.